INCLUSIÓN, ACOGIDA, SOLIDARIDAD, CARIDAD, VALENTÍA, DIÁLOGO, HUMILDAD, FE, GENEROSIDAD, PACIENCIA, FRATERNIDAD, AMOR, ESPERANZA, FAMILIA
Una Escuela Católica siempre tiene las puertas abiertas para quien quiera recibir formación académica y para el que lo decida, espiritual. Lo verdaderamente importante detrás de lo que enseñamos, intentamos ponerlo en práctica nosotros mismos día a día.
Dentro y fuera de nuestros centros, todos somos iguales ante los ojos de Diós, sin importar nuestra familia, estatus económico, religión, todos somos hijos de Diós. Por eso, no somos nadie para elegir entre quienes son más merecedores de entrar en nuestras escuelas, están abiertas para todos los hijos de Dios.
Juntos hacemos la sociedad que queremos, juntos trabajamos para conseguirlo, juntos nos hemos equivocado, pero juntos vamos a corregirlo. Enseñamos a las generaciones futuras a ser mejores que nosotros, mirando al que está a su lado y al que está más lejos como iguales.
Salir de uno mismo es una tarea que hoy en día parece imposible, interesarse y preocuparse por alguien distinto a uno, parece que solo lo hicieran personas especiales. En las Escuelas Católicas intentamos educar para que el centro del mundo no sea uno sino el que está en frente.
El valor parece una virtud anticuada, pero hoy hace más falta que nunca, el valor de no dejarse llevar, el valor de pensar por uno mismo. En fin, no es algo físico, si no, de libertad de conciencia.
Las palabras tienen la capacidad de empezar guerras, o de construir puentes. No venimos a decir que enseñamos a construir puentes, sino que enseñamos la importancia de contruir puentes para lograr la sociedad que queremos.
No se trata de dejar que nos pisen y nos hagan sentir menos, se trata de reconocer nuestras debilidades y reconocer que nuestras fortalezas las tenemos para ayudar a los demás. El que no vive para servir, no sirve para vivir.
Ningún científico es ateo por razones científicas. Solo hay que enamorarse de Jesucristo para creer. La felicidad que esconde la Fe es lo que intentamos enseñar en nuestras Escuelas.
Una palabra desgastada en el tiempo que parece que nos hace débiles, es la verdadera clave para lograr lo que buscamos, un país donde entremos todos sin juzgarnos tanto por nuestras ideas, y uniéndonos más por nuestras situaciones personales.
Es la clave de la generosidad, el saber esperar al momento correcto, saber encontrar la calma en los momentos difíciles. Intentamos practicarla y enseñarla día a día porque el resultado siempre es el mejor.
Hay hermanos con los que se nace y hermanos que se eligen, pero para poder hacerlos, necesitamos aprender a querer sin condiciones, a interesarnos sin buscar nada a cambio, a compartir solo por ver al otro contento.
Por decisión, no por sentimiento. Enseñamos a ir más allá de una emoción bonita, y a entregarnos a los demás como lo enseño Jesús en su mandamiento nuevo.
Es la razón por la que enseñamos dia a día, es la razón por la que limpiamos alguna caca, por la que evitamos desesperarnos cuando la clase no quiere prestar atención. La esperanza de que nuestros alumnos sean la mejor versión de sí mismos para que alcancen su felicidad.
La familia es el núcleo más importante de la sociedad, donde se aprenden realmente valores, virtudes y se desarrolla la personalidad de lo que realmente somos, por ello invitamos a cada una de nuestras familias a asumir el compromiso que tienen con el futuro de sus hijos, dando más importancia a la calidad humana que a la intelectual.
INVITA A OTROS A DESCUBRIR EL MENSAJE DE LAS ESCUELAS CATÓLICAS